Un año sin sentido que nos enseñó a vivir
Resumen
Sentado en el escritorio de mi habitación, una ruleta de pensamientos atraviesa mi mente. Memorias del pasado me invaden y me retornan al colegio, en donde me encuentro divirtiéndome con mis amigos mientras suena el timbre y el profesor llega; me veo conversando con aquellos profesores que se ganaron nuestro cariño y se hicieron nuestros amigos; me contemplo recorriendo los pasillos de mi institución, escuchando ese alboroto característico de fondo que solo cesa al caer la tarde. En este instante llega la nostalgia: recuerdo esos pequeños momentos que no fueron valorados, que parecían insignifcantes y que, incluso, a veces aburrían por la monotonía de la rutina, pero ahora, ¿en dónde están?, ¿por qué se han ido?, ¿cuándo volverán? Son las preguntas que me hago a diario con la esperanza de poder vivir, aunque sea solo uno más.